Se acabaron los pendrive

Hace varios meses que la Ena estaba pasada a gladiolos. Era cosa de ver sus intervenciones y se sabía que era vocera muerta caminando. Lavín por otro lado no tenía mejor aspecto, la descomposición del ministro dejaba salir un olor rancio que sobrepasaba toda tecnología y se podía sentir hasta en los noticieros televisivos. Los otros “damnificados” que dejo este cambio de gabinete, si bien pueden ser mas sorpresivos, responden a razones que con un breve análisis uno puede ir identificando.
Pero volviendo a los que estaban más que pedidos en la moneda, la que aparentemente saca la peor parte es la vocera. Una debutante en las lides políticas que pago el noviciado desde sus primeros días en el palacio. Intento ser la voz de un gobierno torpe y un presidente que se arranca con los tarros a cada rato, así no era mucho lo que podía hacer. Poco cercana, inexperta en el dialogo con partidos políticos, básica en sus ideas; se sabia hace rato que pasaría a engrosar el porcentaje de cesantes chilenos. Aunque si uno le da algunas vueltas al asunto, este aparente castigo de que la saquen y no la enroquen con otro ministro, como paso con Milhouse Lavín, puede ser para ella una bendición camuflada, ya que podrá volver a relacionarse con el tranquilo y ahora mas fructífero que antes negocio de las semillas y salirse de esta triste comedia de equivocaciones que es el gobierno de la derecha.
Por otro lado tenemos al complicado Joaquín, el hombre de la universidad del desarrollo, de las playas en santiago, del bombardeo a las nubes, el eterno candidato que persiste en lo suyo, sobrevivir. Piñera, en un gesto piadoso, no le corta la cabeza, si no que lo deja agonizar en Mideplan. Los movimientos estudiantiles se anotan una nueva victoria y logran sacar del ministerio de educación a quien evidentemente no tenía el perfil, ni las condiciones, ni atributo alguno para dirigir esa cartera. Claramente un promotor y participe de las universidades excluyentes y que buscan el lucro no podía ser dialogante cuando lo que se busca es justamente terminar con estas despreciables características de nuestro sistema educativo. Pero Piñera en el fondo lo quiere, lo quiere ver desangrarse lentamente, así que no le da vacaciones y lo instala en Mideplan; lugar desde donde, lo mas probable, recupere fuerzas y vuelva nuevamente a ser el personaje pintoresco de siempre, pero no pasando de un limitado actor de reparto.
La bombita se la pasaron a Bulnes, quien de estar calladito en justicia pasa ahora al difícil dialogo con los estudiantes. Golborne se escapa de los conflictos con los ecologistas y llega a la plataforma presidencial que es obras públicas; se vienen las inauguraciones, fotos y besos a las guaguas para terminar con un candidato a la presidencia con alguna opción.
Se acabaron los pendrive para los ministros, ahora solo unas carpetitas y un balde para sacar agua de un bote al que ya se le ve con suerte el mástil.
No más gobierno de los mejores, reaparecen los peores de siempre, los políticos como Longueira y el primo Chadwik, los despreciados del comienzo, que en una maniobra similar a la realizada por Bachelet en su peor momento, Piñera lleva a su lado para tratar de que le salven la empresa.

Marcello Dinali